Invitación
Hace pocos días que Pere Casaldáliga obispo de una Prelatura de la Amazonía durante cuarenta años, nacido en la provincia de Barcelona, moría a los 92 años. En su legado de reflexión nos deja muchos tesoros. Entre ellos, “La última pregunta”:
“Al final del camino me dirán: —¿Has vivido? ¿Has amado? Y yo, sin decir nada, abriré el corazón lleno de nombres.”
Quién sabe si a Casaldáliga al final del camino le han preguntado...
La invitación, pero, es formular la pregunta en cualquier momento de nuestra vida, en este momento mismo… ¿estoy viviendo? ¿estoy amando? Si en silencio, sin decir nada, abro mi corazón, ¿qué llevo dentro?
Seguramente si dedicamos unos instantes, unos minutos, unas horas a escuchar esta respuesta tendremos un buen indicador del cómo andamos de nuestra alegría interior, de nuestro motor existencial.
En cierta medida hemos aprendido a gestionar el termómetro de nuestra alegría existencial en recoger los frutos externos de nuestra vida, en el reconocimiento de nuestros actos, en la valoración de los otros en nuestra manera de hacer las cosas, en la cantidad de bienes materiales que podemos tener en tantos y tantos indicadores externos.
Pero mirar hacia fuera generalmente es más una fuente de insatisfacción personal que no trae dicha. Si al abrir el corazón lo llevamos lleno de nombres, de circunstancias, de experiencias, de vida y estima…si miramos dentro y vemos todo lo que nos llena ¡¡¡Qué alegría!!!
Nuestro corazón físico es el motor de nuestro cuerpo, por ello, desde milenios atrás, se habla del corazón espiritual como el motor de la vida eterna. Es este corazón el que se puede abrir a la esperanza, al amor hacia los otros, a la gratitud de todo lo que somos y tenemos… es este corazón el que se conmueve ante todo lo que es y se llena de gozo.
En el momento que miramos hacia fuera nos centramos en todo lo que nos falta, en el momento que abrimos el corazón y miramos hacia dentro nos damos cuenta de todo lo que somos y la grandeza de lo que tenemos, lo agradecemos y lo gozamos…
Cada día, al levantarnos por la mañana, podemos preguntarnos,
¿Cómo quiero vivir hoy? ¿Cómo quiero amar hoy?
Seguramente si abro mi corazón puedo conectar con la gratitud de esta vida que me es dada, la gratitud de que pase lo que pase tengo el corazón lleno, seguramente puedo conectar con la Alegría de la infinitud de la vida, de mi ser. Un gozo.
Esta es una invitación a vivir des del motor de la Alegría que se convierte en gozo.
Ana María Comas
Barcelona
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