12 de mayo de 2013

Pliego nº 52


Honradez, justicia y generosidad

En la propuesta de los 'mandamientos en lectura positiva' y según el proyecto plasmado en el libro "Itinerario", del médico y sacerdote diocesano de Barcelona, Alfreo Rubio de Castarlenas, -desde lo menos a lo más-, por lo tanto, en numeración inversa, el 10º sería alegrarse de que los demás tengan bienes y cualidades; el 9º que los puedan disfrutar; el 8º dar testimonio gozoso y positivo de la presencia de los demás, que somos grupos humanos que tenemos que convivir y construir juntos el gran proyecto de Dios; y el será compartir los bienes que vamos teniendo.

Esta lectura hecha así, nos sitúa, desde la riada, pasando por el Bautismo-Limpieza y dejando de ser frívolos tomando la vida en serio, en ese Camino hacia Dios y hacia los demás, guiados por el Buen Pastor. Y claro, las cosas y los bienes materiales que tienen y que tenemos entre unos y otros nos preocupan y luchamos tanto por ello, que hay que proponer alguna norma. 

Demasiados dramas y guerras lamentablemente han acompañado la historia de la humanidad por culpa de eso que llamamos el tener. Todos los sistemas político-económicos que se van descubriendo a lo largo de nuestra historia, nos lo demuestran, y no estamos demasiado cerca para encontrarlos y ponerlos a disposición de todos.

Para solucionar este asunto, o más que solucionarlo, encauzarlo, ya en el monte Sinaí Dios puso este principio o dijo esta Palabra: compartir los bienes de este mundo. Si es verdad que desde la perspectiva de Moisés al menos se pidió lo mínimo: no robar, no quitar, no saquear, no estafar, no secuestrar, rápidamente en mejor enseñanza y en situación sedentaria, aparece la actitud de regalar, ofrendar, dar, compartir, solidarizarnos.

La proeza de construir la convivencia de los seres humanos con todas las diferencias de los más diversos tipos, es algo que se está siempre haciendo y según parece, nunca se le encuentra una definitiva solución. No está nada mal que en los principios se propusieran estas normas y derechos humanos que, como se ve, nunca están pasados de moda.

Lo novedoso para hoy es que todo eso se hacía  y se debería hacer hoy en la convivencia universal entre Dios y los hombres, como se plantea en el Itinerario del padre Rubio. Todo va hacia Dios en el encuentro con mis otros, con mis prójimos, con todos los hijos de Dios.

Vale la pena tener esa orientación sobre los bienes terrenales que tanto nos preocupan, que incluso el mismo Papa Francisco ha dicho de ellos que la mortaja no tiene bolsillos, son importantes, pero no tanto.

Me gustaría poner de relieve en el Itinerario antes indicado, que el milagro acaecido de ser pescado, de ser sacado de la riada y de recibir la conversión de nuestra vida, mirando ya hacia otra manera de ver las cosas y de tenerlas presente, las cosas en sí, toda esa Creación de Dios con la que nos rodea y nos acompaña siempre y que nos sorprende constantemente, nuestros ojos y nuestras manos tienen que actuar de manera distinta de lo que normalmente hacemos, pensando en los demás y no tanto en nosotros mismos. Toda la Creación es para ser compartida y distribuída y menos acaparar o acumular, como se ve que se hace en la mayoría de los casos.

Este séptimo  escalón de la escalera de los mandamientos tiene mucha importancia y no se puede pasar al siguiente fácilmente, porque si en las cosas materiales no sabemos ser comedidos, cómo vamos a ser en los otros que ya hacen referencia a las personas.

Vayamos subiendo la escalera de las diez palabras que nos dejó El, que nos habló allá en el Monte Santo contando con la ayuda del Espíritu Santo, ese 'Viento' que nos arropa del frío de la riada y nos va aspirando para formar la figura a la imagen del que es el Resucitado y está sentado a la diestra del Padre.

Ángel Alsina
Alba de Tormes (España)


Un lugar de fe


Como es bien sabido por todos estamos viviendo en el año de la Fe, como lo anunciara el Papa Benedicto XVI y diera inicio el 12 de octubre de 2012. A muchos nos ha servido este hecho para adentrarnos y hacer una mirada a nuestra propia FE, a ¿cómo esta nuestra Fe, en qué es lo que realmente creo?  ¿De quién me fio? Sí, creo en Dios, repaso el Credo y siento al proclamarlo que me adhiero a lo que en él se pronuncia. Puedo decir que me siento una persona de Fe.

Pero la pregunta me vuelve a surgir, ¿creo en Dios a quien no veo, y no creo en muchas de las obras que El nos propone para el bien de la humanidad? ¿Me fio de que El está velando y detrás de cada una de esas obras que los hombres y mujeres hemos vislumbrado y queremos llevar a la realidad con nuestro esfuerzo personal? En definitiva, ¿creo en el hombre y aun a sabiendas del límite y el pecado humano?, ¿creo que con la ayuda de Dios puede crear obras maravillosas? 

Muchas personas desde el inicio del Cristianismo han dado y siguen dando la vida por Dios y  aquello que creen que Dios también desea. Y son el testimonio vivo de que del hombre también me puedo fiar. Como dice San Pablo, sin obras vana seria nuestra Fe.

Todos conocemos lugares donde con Fe reconocemos la mano de Dios. Hoy me gustaría poder explicarles la más reciente que he conocido y me llena de emoción por el esfuerzo personal que representa.

Utopía, el documentalUtopía, el documental“Utopía”, unos hombres, Hermanos de las Escuelas Cristianas (Hermanos de La Salle), hace más de 25 años y viendo cómo los jóvenes de Colombia son conquistados por las diferentes facciones en conflicto que existen, para llevarlos a sus filas, cómo las pequeñas poblaciones y casas rurales son arrasadas y sus habitantes ultrajados y muchos asesinados, se preguntan, ¿Qué podemos hacer? Y durante años, sueñan en el día en que la Paz vuelva a estas tierras hermosas, ricas para el cultivo, donde el trabajo honrado y bien organizado pueda dar bienestar a esas familias, que han sufrido tanto.
Y cuando apenas la Paz comienza a vislumbrarse, piensan que quizás ha llegado la hora.... crear un centro donde jóvenes, muchachos y muchachas, provenientes de esos lugares donde el dolor ha hecho mella, puedan formarse como ingenieros agrónomos basándose en la metodología de “aprender haciendo y enseñar mostrando”. Después de pasar tres años en el campus de la Universidad,  aprendiendo en las aulas y practicando en el campo, al cuarto regresar a sus lugares de origen para poner en práctica un  proyecto agropecuario sostenible y, guiados por un profesor del centro, llegar a convertirse en promotores para que otras personas se sumen a esta actividad en bien del país y en definitiva, de sus gentes.

“Utopía”, gracias a la Fe en Dios y la confianza en que los hombres son capaces de llevar adelante grandes obras, hoy es una realidad. La Universidad de la Salle, desde Bogotá, Colombia, da soporte a este proyecto universitario.

Pero para ponerlo en pie se han tenido que dar muchos pasos; confiar en que la providencia de Dios llegaría a través de las personas, que fiándose, llegaría la economía para el proyecto; que unos jóvenes bachilleres, resistirían presiones familiares, de entorno, etc y serían capaces de salir de sus casas para ir a estudiar a un lugar lejano y desconocido. Ellos mismos, tener la confianza  de que son capaces de hacer frente a unos estudios superiores exigentes, que les llevarán a grandes sacrificios de esfuerzo personal.

Confianza de unos padres o responsables, que cuando ya pueden esperar que estas personas jóvenes, puedan aportar una economía para el hogar, o en particular las muchachas sean un soporte dentro de la familia, salgan a estudiar con la incertidumbre de que final se alcanzara.

Y así se puede hacer una larga cadena de confianza mutua, de Fe,  sin la cual sería imposible que este proyecto dejara de ser sueño para ser una realidad.

San Juan Bautista de La Salle decía en su momento “Este instituto está fundado en la Fe” y es cierto, también hoy en día, sin esta fe firme y bien arraigada, nunca “Utopía” sería una realidad.
 
Montserrat Español i Dotras
Yopal (Casanare) Colombia


Atisbos



Imagen con un escrito o pensamiento de Dolores Bigourdan (Canarias 1903 - Barcelona 1989) con el fin de ofrecer un espacio de reflexión.