12 de noviembre de 2021

Pliego nº 154

Caminando hacia el Ser ecológico 

Fue a raíz del trabajo intenso, prolongado y enriquecedor con la Carta de la Paz(1), (documento de sensibilización y motivador que, pretende favorecer la construcción de un mundo con mayores cuotas de paz y justicia), iniciado en el año1993, lo que me llevó a una profunda reflexión y, luego, evolución sobre algunos temas, especialmente sociales de comportamiento y cuido. 

El trabajo a favor de la construcción de una cultura de paz con el texto de la Carta de la Paz, contribuyó a despertar ‘la consciencia’; me fui dando cuenta de mi necesidad de desaprender, de reconocer mis propias faltas (portadora de injusticias, sustentadora de un estilo consumista y devastador para nosotros y el planeta; incoherente ante una fraternidad existencial; desconectada de una parte de mí (el propio cuerpo, el aire, la tierra, el sol, el agua, los minerales, la energía, entre otros elementos de vida).

Años de sensibilización sobre este tema y de enseñanza en la universidad, me fueron encaminando a sentirme conectada desde la hermandad, con una diversidad cultural y humana; y con deseos de regalar no sólo sonrisas y miradas, también aportar cambios personales que fomentaran el cuido de la vida, de la naturaleza y todo lo creado.

El punto 5 de la Carta de la Paz (2)  fue calando tanto que mis raíces existenciales primigenias se iban uniendo a todo lo existente en el universo, sintiendo el cántico de las criaturas, de san Francisco, como una oración encarnada. Formamos parte del universo y el universo forma parte de nosotros.

Fruto de este proceso y huyendo del impacto ecológico, inicié una dieta vegetariana por compasión a los animales y, tratando de aportar en la disminución de gases y residuos sólidos, además de ir en contra de la carestía de alimentos debido a la industria cárnica.


 
Existo como única posibilidad de ser, fruto de lo que me precedió históricamente (acontecimientos, ancestros, átomos, tiempo y espacio). Se juntaron en mí, un ser singular, único y que ahora, puede reír y llorar, amar y odiar, disfrutar y sufrir, crear y destruir junto a lo que existe. Sí, siento el gozo de reconocerme una con lo creado y en las múltiples formas de vida que hacen sus aportes para una buena subsistencia de todo lo que es. Siento la necesidad de crear armonía y unidad ante la amenaza y el desequilibrio palpable que vivimos por egoísmo, deseo de poder y ambición humana.

Mirémonos bien, no somos más que otras especies, aunque seamos los humanos -por ser imagen-, ‘los preferidos de Dios’ (cfr. Gn.1,26). Todos somos entes vivientes, bellos, diferentes, variados y con diversas funciones, capacidades y características dentro del ecosistema universal. Parafraseando a san Pablo diría, ‘somos un solo cuerpo con muchos miembros…’ (cfr. 1 Corintios, 12). Todo lo que concierne al planeta y a la vida, es parte de un sistema conexo que se mueve al unísono, si cada uno cumple sus funciones.

En lugar de doblegar, someter, arrasar y destruir con avaricia y decisión; algunos apostamos para que el ser humano despierte a sus capacidades de libertad, inteligencia y posibilidad de amar; superarse, crecer y aprender, además de sentir la fraternidad universal y existencial con todo lo creado.

Cada uno y cada una, reconociéndose en lo que es y aceptando su ser frágil y limitado, puede despertar a ese llamado vital de dar y entregar -no solo recibir-. Y esta tarea, “nos exige a todos pensar en el bien común y avanzar en un camino de diálogo que requiere paciencia, ascesis y generosidad, recordando siempre que la realidad es superior a la idea” (3).

¡Motívate! Es tarea de todos velar para cuidar, sanar, restaurar, amar de la mejor forma, y así responder a los desafíos actuales y hacer florecer todo cuanto existe en nuestra casa común. 

 
“(…) Alabado seas, mi Señor, en todas tus criaturas, especialmente en el hermano sol, por quien nos das el día y nos iluminas…
Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo, por todos ellos a tus criaturas das sustento…
Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba  (4) (…)”.

Anna M. Ollé Borque
República Dominicana

[1] https://cartadelapaz.org/el-texto/.

[2] Punto 5 de la Carta de la Paz:Los seres humanos, por el mero hecho de existir -pudiendo no haber existido-, tenemos una relación fundamental: ser hermanos en la existencia. Si no existiéramos, no podríamos siquiera ser hermanos consanguíneos de nadie. Percibir esta fraternidad primordial en la existencia, nos hará más fácilmente solidarios al abrirnos a la sociedad”

[3] Encíclica del Papa Francisco (2015), LAUDATO, SI (# 201).

[4] San Francisco de Asís, Cfr. Cántico a las Criaturas.

 

                          

Atisbo

 


 

Imagen acompañada de un escrito o pensamiento de Dolores Bigourdan (Canarias 1903 - Barcelona 1989) con el fin de ofrecer un espacio de reflexión. 

 

En Claver de 'Ser' - Santos de Hoy

 

En Clave de Ser, un montaje radial, elaborado por el equipo del Espacio Dolores Bigourdan, para ayudar a la meditación y la reflexión.