12 de agosto de 2009

Pliego nº 7...............................'2ª Etapa'


Hermana Pobreza


En una época en que se viven, y muchos sufren, las consecuencias de una crisis económica globalizada, parece casi una paradoja hablar de la pobreza como hermana. A nadie se le ocurriría llamarla así si no fuera porque la vivió, como una opción personal y radical, Santa Clara, siguiendo las huellas de quien se consideraba el poverello (pobrecito), Francisco de Asís.

Clara había nacido en Asís, de familia noble, en 1193 A sus 18 años, a escondidas de su familia y atraída por la fama y el testimonio de Francisco, fue recibida por él y los primeros frailes en la iglesia de Santa María de los Ángeles, la Porciúncula, para consagrarse enteramente al Señor. El santo la acompañó a un monasterio de religiosas. Allí sus parientes trataron en vano de convencerla para que volviera a casa. Más tarde Francisco le aconsejó que se retirara en la iglesia de San Damián, que él había restaurado unos años antes. En aquel convento vivió 42 años, casi siempre enferma, pero alegre y entusiasta, dedicada a la contemplación y a la formación en la vida religiosa de varias amigas y parientes, entre ellas su hermana Inés y su madre. De este modo empezó la orden de las Clarisas que pronto se extendería por toda Europa.

Pero no podemos detenernos en los meros hechos históricos, sino que nos sentimos impulsados a profundizar en el contenido y significado que Clara daba a la pobreza hasta el punto de llamarla "hermana". Una característica fundamental de su vida, fue su total confianza en la divina providencia, de tal modo que nunca aceptó poseer casas, campos, dinero ni otros bienes. Esto, que ella llamaba el "privilegio de la pobreza", le fue concedido en 1216 por el Papa Inocencio III.

Con la fundación de las Clarisas, ella introdujo un nuevo estilo de vida religiosa. Hasta entonces la vida de los monasterios estaba asegurada por los bienes que poseían. Además, quienes entraban en un monasterio debían llevar consigo una dote como garantía de su mantenimiento. Obviamente, su confianza total en la providencia rompía claramente este modelo. Al hacer la opción por la pobreza, ella se ponía enteramente en manos del Señor y en manos del prójimo, cuyas limosnas recibidas eran expresión palpable de la generosidad divina.

Al celebrar este mes su fiesta, nos viene a la mente que ella, al fundar las Clarisas, quiso que se llamaran como había dicho Francisco: las "Hermanas Pobres", a imitación de Cristo pobre. Ante esta nueva realidad eclesial fue el Papa de entonces, Inocencio IV, quien aprobó y promulgó la nueva regla de vida religiosa, escrita por Clara.

La Santa había visto que Francisco, con su cántico de las criaturas, expresaba por un lado la belleza que el Señor había derramado a manos llenas en la creación y, por otro, la gratuidad con que la providencia las mantenía.

Además, la pobreza era para Clara una expresión de los propios límites, pero también una forma de comunión solidaria con quienes les proporcionaban toda forma de ayuda. Y también era signo de una pobreza aún mayor y más radical: la de no poseer personas. La no posesividad sobre los demás se manifestaba en no querer controlar, dominar ni sojuzgar a nadie, considerando siempre a todos como hermanas y hermanos, cualquiera que fuese su condición. Santa Clara y las Hermanas Pobres eran humildes, y esto les hacía sentirse muy libres y felices.

Miguel Huguet
Italia

Clara de Asís: custodia del amor de Dios


¡Qué mejor custodia para el Señor que la propia existencia! Este es el testimonio de vida que Clara de Asís dejó para sus “hermanas pobres” –las, ahora, clarisas- y para el resto de la humanidad. Clara descubrió en su interior la presencia del Padre y no dudó en convertir su vida en casa de Dios donde se respiraran pobreza, humildad, servicio, oración, fraternidad, gratuidad… Su entrega libre y valiente a Dios la materializó uniéndose a la causa de Francisco cuando, la noche del domingo de Ramos del año 1211, recibió del “pobrecillo de Asís” el hábito.

Pronto se unieron a ella otras hermanas que encontraban en Clara un modelo de amistad con Jesús basado en la comunión, en la sencillez, en el silencio, en la austeridad y en la alegría. Vivían la clausura en el monasterio de San Damián, sin embargo no experimentaban esto como huída del mundo, sino como una adhesión íntima a la humanidad. Su entrega callada a la vida en comunidad y a la contemplación de la vida de Cristo, se transformaba en oración solidaria por los que sufren en el mundo. Su testimonio fue haciendo que más mujeres, de todas las condiciones, quisieran unirse a vivir esa pobreza evangélica que colma.

Orar era para Clara como respirar. Decían las hermanas que cuando volvía de estar orando es como si viniese del Cielo. Uno de los episodios más significativos de la vida de Clara es cuando los sarracenos invadieron la ciudad y estuvieron a punto de entrar en el convento. Clara se postró ante la Custodia y pidió a Jesús con estas palabras: “Señor mío, ¿acaso quieres entregar en manos de los paganos a tus siervas indefensas, que he educado por tu amor?”. La liberación de Asís se dio milagrosamente enseguida. De hecho, a santa Clara se le representa con una custodia en las manos por este motivo.

Jesús, nos invita a comer de Él, a impregnarnos de su vida. Cuando nos dice: “ámense como el Padre me ama a mí y yo los amo a ustedes”, nos está invitando a acoger el amor de Dios en nuestro ser y a transparentarlo a los demás. Estamos invitados a ser “custodias” del amor de Dios, receptores y dadores de ese amor. Clara, con su custodia en las manos nos recuerda esta invitación.

Javier Bustamante
Espa
ña

Atisbos


Aquí se recoge escritos y pensamientos de Dolores Bigourdan (Canarias 1903 - Barcelona 1989) con el fin de ofrecer a nuestros lectores un espacio de reflexión.


Son escritos y pensamientos algunos recogidos por ella y otros que forman parte del itinerario de su vida.

----------------------


“La humildad: no es envidiosa, desconsiderada, no se hincha de orgullo, no desea el honor, no busca su interés, no se irrita por nada, todo lo sufre, lo espera todo, lo soporta todo.”

“Acostumbrarme a considerar la vida como un paso, podrá influir en mi vida.”

“Danos la fuerza para que jamás te rechacemos y para responder con un <Sí> total a todos