12 de enero de 2012

Pliego nº 36


Una mujer que se adelantó a su época

Quienes la conocimos ya mayor, aún pudimos percibir la fuerza de su carácter y la delicadeza de su femineidad. Dolores González, viuda de Bigourdan, a quien llamamos “Tante” porque era viuda de un diplomático francés, había nacido 1903 en una familia acomodada de las Islas Canarias, última hija entre trece hermanos y hermanas. El contexto educativo y cultural de su época aún arrastraba numerosas limitaciones para el desarrollo pleno de las mujeres, pero esto no significó para ella un obstáculo insalvable, quizá también por la sensatez natural de sus padres. Vivió en Tenerife toda su niñez y juventud; en 1932 contrae matrimonio con Jacques Bigourdan Moucher, y en 1936 se traslada con él a África, donde estará en Camerún, Dakar y Casablanca hasta 1954 en que él muere tras una larga enfermedad. La última etapa de su vida, de 1962 a 1989, Tante la dedica a aportar su saber estar y su silenciosa sabiduría a la formación de futuros sacerdotes, además de laicos y laicas, en el contexto de la Casa de Santiago. Vivió en Barcelona, pasando además largos períodos en Hermosillo (México), Madrid y varias ciudades más, con una gran flexibilidad y apertura aún a avanzada edad.

De lo mucho bueno que se puede decir de ella, querría destacar su libertad interior, que la hizo actuar siempre como una persona responsable y autónoma en ambientes en que las mujeres aún solían estar más o menos sometidas a la autoridad de sus padres o maridos. Sin desgarramientos ni gestos de rebeldía, Tante fue libre y responsable, tomando sus iniciativas –siempre al servicio de los demás de manera natural, sin maternalismos-. No necesitó ser feminista para promover la dignidad de la mujer, empezando por la suya propia. Simplemente era libre y su contacto te liberaba de una serie de pesos inútiles que por cuestiones históricas se han asociado al ser de las mujeres. Varios ejemplos: estando en Casablanca, Tante iba todos los lunes, en bicicleta, al Hospital para ayudar a los españoles en el exilio que estaban enfermos. Les distribuía libros y hablaba con ellos. Supo cuidar de sí misma durante las ausencias de su esposo, y cuando éste empieza a sufrir ceguera, ella practica moverse por su propia casa con una venda en los ojos para detectar qué obstáculos podían dificultarle a Jacques la vida cotidiana. Cuando, muchos años después, vivió en la ciudad mexicana de Hermosillo, por su propia iniciativa detectó dónde había personas ancianas solas o con dificultades y se dedicó a visitarlas, como quien va pasando por ahí, de modo que no se sintieran humilladas.

Su manera de ser elegante y femenina estaba desprovista de rebuscamientos y coquetería. Combinaba con sencillez y acierto los colores y discretos adornos que realzaban su natural armonía. Era, sencillamente una gran mujer que con su mera presencia suscitaba respeto. Quizá porque ella respetaba a quienquiera que tuviese alrededor. Su gran fe y confianza en Dios la hacían moverse por el mundo como quien está en su casa, sin temores y sin avasallar a nadie. Nunca vi en ella muestras de celos, envidias o competencia con alguien por una mayor visibilidad o deferencias. Cuando empieza su declive y ella misma empieza a perder la vista, tras una dura lucha interior asume con humildad los límites de la vejez y se deja cuidar mansamente, lo cual es un ejemplo invaluable para las personas jóvenes que aprendimos de ella cómo envejecer.

Hoy, tras la primera década de un convulso siglo XXI, la persona de Tante ofrece luces de gran alcance para mostrar que es posible ser mujer en el sentido pleno de la palabra, libre de esclavitudes y sometimientos, que no intenta imitar o dominar a los varones sino que camina con ellos y colabora en igualdad de dignidades. La nueva evangelización, que debe tener como una prioridad el liberar a las mujeres, tiene en ella un ejemplo cumplido de una cristiana madura y gozosa. Sencillamente vivió en plenitud y ejercitó sus carismas, aportando lo mejor de sí para que los demás también pudieran crecer y ser felices.

Leticia Soberón
España

Atisbos



 

Imagen con un escrito o pensamiento de Dolores Bigourdan (Canarias 1903 - Barcelona 1989) con el fin de ofrecer un espacio de reflexión.