La #alegría que nace del #silencio
José Moratiel, en su libro «El silencio compañero de camino», habla del
silencio como de una fina lluvia que puede ir calando en lo más profundo del
ser humano hasta regalarnos el encuentro con uno mismo. Existe el silencio de
la humildad, el silencio de la admiración, el silencio del respeto, el silencio
de la contemplación, el silencio del beso, el silencio del perdón, el silencio
de la entrega, el silencio de la compasión, el silencio de la paciencia… y así
un sin fin de silencios, cada uno de los cuales son una oportunidad para que el
otro pueda desarrollarse en plenitud.
Y si el silencio lo podemos describir, como esa lluvia fina que tiene
la capacidad de atenuar voces interiores y exteriores, propias o de quienes
amamos, con el fin de ayudarnos vivir con más hondura el día a día; quizá la
alegría pueda ser una luz, con tantos matices como rayos de sol alumbran la
tierra, que nos da la fortaleza interna para sostenernos a pesar de las
inseguridades o debilidades que nuestro ser alberga.
«Agua»
y «luz» «Silencio» y «alegría»
Dos
elementos básicos para la vida del ser humano
Claro está que por ahondar un poco más en el significado profundo de la
palabra alegría, podríamos preguntarnos también cuáles son las tonalidades
de esa alegría que nace del silencio y que se convierte en gozo en la medida en
que nos despojamos de nuestro ego. Por dar una primera respuesta me atrevo a
definir estas cuatro, y a la vez te invito a que compartas este artículo en las
redes añadiendo esa gama de colores que para ti son sustento en la alegría que
nace del silencio.
Marta Miquel Grau
Barcelona
Barcelona
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