“Que hermoso que los pueblos pidan protección a la Virgen María, que se arropen bajo su manto en una advocación local, en cada lugar distinta. Estas advocaciones en cada pueblo, en cada ciudad, en cada región del mundo, indican una cercanía de María en medio nuestro.
Te pedimos, Madre, que tus advocaciones en cada lugar, no sean nunca para separar ni dividir los pueblos; que no sean para pedir por ellos mismos sino por los demás; que tus advocaciones no sirvan para crear fronteras. Tú eres Madre de todos y todos somos hijos tuyos.”
Te pedimos, Madre, que tus advocaciones en cada lugar, no sean nunca para separar ni dividir los pueblos; que no sean para pedir por ellos mismos sino por los demás; que tus advocaciones no sirvan para crear fronteras. Tú eres Madre de todos y todos somos hijos tuyos.”
Del libro: María, Victoria del Espíritu
Juan Miguel González-Feria
Editorial Edimurtra
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