No asuste a nadie el calificativo de “óntico”. Lo óntico es lo propio del ser. Probablemente pueda afirmarse que la humildad óntica es, en el realismo existencial, el nombre de la verdad aplicada al ser humano, que bebe de fuentes hispánicas de hondo calado. La humildad óntica es la cualidad del ser humano, que se reconoce gozosa y exactamente en aquello que es, ni más ni menos.
Parece que el ser humano tiene una fuerte tendencia a considerarse más de lo que es –cuando no, ni mucho menos, poca cosa-. Eso es fuente de conflictos cuando las idealizaciones se dan de bruces con la realidad.
Así, si diseñáramos un itinerario pedagógico realista existencial, sin duda alguna su objetivo sería hacer desarrollar la humildad óntica a quienes lo siguieran. Esto es, mostrar sucesiva y progresivamente a las personas todos los aspectos de su modo de existir, reconociendo las potencialidades y los límites, y asumiendo que nuestro ser no puede ser de otro modo.
Tras la sorpresa, la alegría y la aceptación, se llega a la humildad óntica, a la paz con la propia realidad y al entusiasmo por desarrollarla.
Parece que el ser humano tiene una fuerte tendencia a considerarse más de lo que es –cuando no, ni mucho menos, poca cosa-. Eso es fuente de conflictos cuando las idealizaciones se dan de bruces con la realidad.
Así, si diseñáramos un itinerario pedagógico realista existencial, sin duda alguna su objetivo sería hacer desarrollar la humildad óntica a quienes lo siguieran. Esto es, mostrar sucesiva y progresivamente a las personas todos los aspectos de su modo de existir, reconociendo las potencialidades y los límites, y asumiendo que nuestro ser no puede ser de otro modo.
Tras la sorpresa, la alegría y la aceptación, se llega a la humildad óntica, a la paz con la propia realidad y al entusiasmo por desarrollarla.
Natalia Plá Vidal
España
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