12 de marzo de 2024

Pliego nº 182


El Divino Humor

La gracia de las bromas es que descolocan a nuestra mente analítica, con una aportación que escapa a la lógica y nos obliga a flexibilizar nuestro mundo mental. Eso, parece, nos hace gracia y de alguna manera nos aporta sensaciones placenteras y positivas, como la risa.


Muy a menudo siento que la Vida me instruye a través de un sentido del humor sutil, agudo, inteligente, que aparece para descolocarme, sacarme de mis zonas de confort y mostrarme alguna verdad oculta a la que mi rigidez, me impedía aproximarme.


Os pondré una ejemplo de este sentido del humor Divino que ante todo me conduce a inclinarme ante la Vida, a rendirme, a abrir mi mente y mi corazón, para poder abrazar lo que Es, libre de prejuicios y de temores.


En una ocasión, ya hace años, caminaba por Mayor de Gracia, en Barcelona, cuando me llegó un hedor muy desagradable que casi me producía arcadas. Me giré y vi a un hombre que sacaba la cabeza de un contenedor de basura y se disponía a caminar muy cerca de mí, en la misma dirección. Las ropas ajadas, la falta de higiene de larga duración y las sucias pertenencias que llevaba consigo, hacían evidente que aquel hombre dormía en las calles de Barcelona y sobrevivía como podía entre los restos de la gran ciudad.




Soy muy sensible a los olores, así que sentí que no podía soportar el asco que me producía y de forma casi instintiva me metí en una tienda, para dejar pasar a aquel hombre y tomar distancia de él. Me "puse a salvo", mirando un aparador de materiales de mecánica que me interesaba tanto como nada. Conscientemente dejé pasar un buen rato, más incluso de lo necesario, hasta calcular que el hombre se habría alejado lo suficiente de mí. Solo en aquel momento me dispuse a salir.


Y entonces, sucedió: ahí estaba el Divino humor, jugando conmigo...


Cuando me dí la vuelta para volver a salir hacia la calle, me encontré, cara a cara con el hombre, esperándome en el umbral de la tienda y mirándome directamente. Casi al momento comprendí que estaba sucediendo algo que me sobrepasaba... ¡eso no era posible!. Mi mente dio un vuelco y mi corazón también.


Entonces, dirigiéndose hacia mí, me preguntó: -"¿Subes hacia arriba?"-


Aquí me "rendí", cayeron las defensas, mi mente captó fugazmente la propuesta divina y mi corazón se abrió para aceptar el giro de guión.


- "Sí, subo hacia arriba"- le respondí.


- "Fantástico, pues subo contigo"- me dijo él sonriendo abiertamente.


Misteriosamente las nauseas desaparecieron, el hedor dejó de ser insoportable y el camino se hizo ameno, interesante, sorprendente y divertido.


Los que conocéis Barcelona sabéis que Mayor de Gracia es una calle larga, así que estuvimos andando juntos hasta casi al final de la misma, en donde yo debía desviarme. 


- "¿Sabes?"- Me dijo. -"Yo estoy un poco loco"-


Yo le contesté que todos de alguna manera lo estamos, a lo cual rió y añadió:


- "Sí, veo que tú también estás un poco loca"- Me reí. 


Su libertad, su franqueza, su falta de modales establecidos, me parecieron admirables, logrando que me sintiera cada vez más a gusto con él. Llegue a disfrutar del camino.


Cuando alcanzamos mi destino, tomó mi mano, la besó, inclinándose con estilo caballeresco y me dijo: -"Me ha encantado conocerte"-. -"Lo mismo digo"- le respondí. Y nos separamos sonriéndonos mutuamente. 


Me alejé de él, con el corazón renovado, lleno de ternura y amor, con la mente abierta, habiendo aprendido la lección. Y una Voz en mi interior que me decía: - "¿Porqué huías de Mí?. Yo también estoy ahí"-


Sonreí, me pareció exquisito el juego divino y mi alma notó la Presencia que siempre lo acompaña. Me sentí inmensamente agradecida por esa Presencia que siempre se las ingenia para recordarnos lo realmente esencial en la vida. El juicio nos aleja y el amor nos acerca... y en el amor nos reconocemos como lo que realmente somos.


Maía Rosa Trenchs Dausà

Igualada (España)



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