12 de marzo de 2022

Pliego nº 158

 

A la sombre de San José

El fallecimiento de monseñor Antonio Vadell, obispo auxiliar de Barcelona, ha conmovido a toda la ciudad; no sólo a los diocesanos del Área Metropolitana de Barcelona, sino también en los medios de comunicación y en las redes sociales. Diversos videos van pasando de dispositivo en dispositivo contemplando su expresiva presencia, así como con su sonrisa y sus palabras agradables, profundas y comprensivas. 

Un cáncer, en breves meses, se lo llevó, después que los médicos intentaran salvarle con diversas sesiones de quimio, tanto en el hospital como en casa. Intensas oraciones se propusieron tanto desde el Obispado como en diversas parroquias e iglesias. Gran cantidad de feligreses se unían en velas y tandas de oración pidiendo la salud del clérigo. Por “YouTube” se van transmitiendo diversas homilías que había pronunciado en diversas ocasiones. “Como muestra un botón”.

Este es el vídeo de Mns. Antonio Vadell en el cierre del ciclo de Conferencias del Real Santuario San José de la Montaña con motivo del Centenario de la Coronación Canónica de la imagen de San José de la Montaña. La tituló: SAN JOSÉ, PADRE EN LA TERNURA Y LA ACOGIDA. El obispo “Tony”, como le llamaban popularmente, predicó teniendo a mano la Carta Apostólica “Patris Corde” del Santo Padre Francisco. El obispo comentaba que Jesús, en el momento más intenso de su vida, en Getsemaní, se dirige a Dios-Padre con la palabra que en su infancia se habría dirigido a san José, llamándole: “Abba”; palabra balbuceante parecida y similar a los que los niños de nuestro país se dirigen a su padre diciéndole “papá”.


La ternura es la gran experiencia para acercarse a Dios. Nuestra vocación es vivir, decía emocionado monseñor Vadell. “Te diagnostican un cáncer y ya no controlas la vida…” Nuestra vida está en manos de nuestro abbá, que nos ama. Es la experiencia de Jesús…y de la Iglesia. 

La ternura de san José nos hace ver la capacidad de aprender para aceptar nuestra debilidad con gran humildad. El Maligno nos hace mirar nuestra fragilidad con un juicio negativo, mientras que el Espíritu saca las limitaciones a la luz, con ternura. Ésta es el mejor modo para tocar lo que es frágil en nosotros. Así, podemos aceptar nuestra propia debilidad y fragilidad. “Sólo la ternura nos salvará de la obra del Acusador”, decía. 

Aprovechemos nosotros la circunstancia ya que estamos en el mes dedicado a san José, el esposo de María. Y en su fiesta cercana del día 19. Los que tuvimos la dicha de conocer en vida a la señora Dolores González de Bigourdan conocemos su devoción al santo. Y de ahí surgió este “Pliego” del “Espacio Dolores Bigourdan” como lugar de reflexión y difusión de la teología, a la luz del realismo existencial. 

Monseñor Vadell tomaba las palabras del Obispo de Roma recordándolas exactamente: “Ser padre significa introducir al niño en la experiencia de la vida, en la realidad. No para retenerlo, no para encarcelarlo, no para poseerlo, sino para hacerlo capaz de elegir, de ser libre, de salir”. Qué respeto más grande hacia la persona, desde el inicio de la vida, que lo forma para la verdadera libertad en realizarse plenamente. 

“Quizás por esta razón -palabras del Sumo Pontífice- la tradición también le ha puesto a José, junto al apelativo de padre, el de “castísimo”. No es una indicación meramente afectiva, sino la síntesis de una actitud que expresa lo contrario a poseer. La castidad está en ser libres del afán de poseer en todos los ámbitos de la vida. Sólo cuando un amor es casto es un verdadero amor”. “El amor que quiere poseer, al final, siempre se vuelve peligroso, aprisiona, sofoca, hace infeliz”. 

Seguía comentando Mns. Vadell, las palabras de Su Santidad: “Dios mismo amó al hombre con amor casto, dejándolo libre incluso para equivocarse y ponerse en contra suya. La lógica del amor es siempre una lógica de libertad, y José fue capaz de amar de una manera extraordinariamente libre”. José nunca se puso en el centro. Supo cómo descentrarse, para poner a María y a Jesús en el centro de su vida. Sí. San José es una buena imagen de Dios-Padre. Un buen ejemplo para todos nosotros. 

Josep Lluís Socias
Barcelona, España 

 

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