12 de abril de 2020

Pliego nº 135


Abrirse a la alegría de la resurrección


No es fácil escribir en tiempo de pandemia del COVID-19 sobre la alegría de la resurrección. Pero quizás es muy oportuno. En los relatos bíblicos de los encuentros con Jesús Resucitado, cuentan, que una vez sobrepasado el miedo y las dudas, los discípulos se alegraron al ver el Señor (Jn 20,20). Conocer la historia de Jesús y saber qué pasó después de su muerte, puede ser fuente de alegría para nosotros. Cada vez más gente medita el Camino de Alegría(1) (o Via Lucis) en tiempo pascual, y seguramente les causa alegría.

Pero pienso que cuando hablamos de la alegría de resurrección, se trata también de algo muy profundo, íntimo, que surge en el corazón. Me acuerdo de un sacerdote amigo que dijo: la muerte no es LA; la muerte en abstracto no existe, lo que existe es MI muerte, TU muerte, etc. Entonces podríamos decir analógicamente: LA resurrección en abstracto no existe; lo que existe es MI resurrección, TU resurrección…






Quizás vale la pena revisar, nuestras ideas sobre la resurrección. La resurrección no es una consolación después de la muerte, no es una pieza de recambio para seguir con una vida como antes, no es tampoco la supervivencia de un alma inmortal despojado de su corporalidad… La resurrección es un don de Dios Padre: con su fuerza creadora nos arranca del poder de la muerte y nos hace resurgir.


Un don nunca se impone, hay que abrirse a ello. Es como un regalo que recibes, si no lo abres no sirve de nada. Dios nos ofrece ya desde hoy una vida nueva, resucitada… ¿Cuál es la llave para abrir este regalo?, ¿Como abrirnos a la resurrección? Yo diría: ¡Abrazando nuestra muerte! Solo si acepto con alegría el hecho de ser limitado, el hecho de tener que morir un día, puedo experimentar, ya aquí y ahora, la alegría de la resurrección. Una alegría profunda que nos libera de muchos miedos, de muchas ataduras, de egoísmos. Un motor potente para lanzarse al mundo, a servir y a amar. Estoy convencida que, para pasar la crisis que estamos viviendo, el mejor motor es abrirnos esta profunda alegría de la resurrección. 




(1) Andadura Pascual, Camino de Alegría, Alfredo Rubio de Castarlenas, Editorial Edimurtra, Barcelona, España, 1990

Pauline Lodder 
Pineda de Mar


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