Yukti, Junquillar
Junquillar es una pequeña población al sur de Chile que se desarrolla
alrededor de una sola calle. En ella no hay apenas movimiento. Cada cual está
en su casa, en lo suyo. Hay un hombre mayor que, aunque sea verano va abrigado
con chaleco de lana y gorro. Está en la puerta de su casa, sentado, viendo
pasar el tiempo y las pocas personas que caminan por la calle de una casa a
otra. Me inspira ternura y al pasar nos saludamos con una sonrisa.
Descubro que son las fiestas Junquillarinas y en la tarde se llena de
gente la calle. Se la toman, cierran el paso instalando mesas para compartir,
alguien canta acompañada de buenos músicos y todos festejan. Estoy de
espectadora cuando alguien me invita a pasar a ser parte de la fiesta. Llega
una desconocida con cara afable, me da un beso y me invita a compartir. Me
siento congregada y acogida con todo respeto.
En este lugar, alejada de mi cotidianeidad, he encontrado algunos amigos
de tiempo y algunas caras nuevas. Desde mi silencio he podido acoger y recibir
de cada uno algo de su novedad, de su particularidad tan propia que lo hace ser
único e irrepetible. La silenciosa Mirta, el organizador y ecuánime Lucho, la
despistada Nacha, pendiente de alimentar a los animales, el juguetón y encantador
Luciano, la inquieta y amante Virginia, el emprendedor y cuidador de la familia
Pedro y la bella y adolescente Patricia.
En este pequeño lugar del mundo se hace presente también la Sra. Cristina,
octogenaria de gran sentido del humor, que en sus últimos meses sufrió algo de
alzhéimer provocando gran preocupación entre sus tres hijos y nietos, y que
ahora ya descansa en brazos del Padre.
Cada una de estas personas contiene en sí misma una genuidad que es
propia, que le es dada como semilla y que tiene que germinar en la tierra que
también es cada uno, tal como refiere Melloni tomándose de una palabra del
hinduismo “Yukti”. Ese misterio
personal que el otro puede intuir, pero que siempre está en desarrollo, a la
escucha de esa voz interior, como de un maestro que nos habla a cada uno, es
trascendente y nos habla del Creador por excelencia, de Dios. Ese Dios
inabarcable que requiere de todas las particularidades de nosotros los
existentes, para manifestarse, para que reconozcamos en el otro, contemporáneo
a mí, el bello Misterio de su Ser. Que podamos lograr acercarnos, para ir
develando su rostro, su Ser. En palabras de Melloni: “Las acciones que llevamos
a cabo se incorporan a la materia y afectan a la historia, colaborando en el
lento caminar hacia la trascendencia y en el desvelamiento de su transparencia”[1]
Es
un misterio insondable, lleno de verdad y riqueza “que toda persona por el hecho de existir es mensajera de Dios”. Vivamos
pues esa riqueza apasionante de descubrir en nuestros otros ese mensaje que va
dirigido a cada uno, ese pedacito de Dios en nuestras vidas, gracias a nuestro
prójimo y a nuestra capacidad de estar atentos.
Maria Bori Soucheiron
Educadora
Chile
[1] Melloni Ribas, J. (2009) El Deseo esencial. Ed. Sal Terrae. Santander
Maria Bori Soucheiron
Educadora
Chile
[1] Melloni Ribas, J. (2009) El Deseo esencial. Ed. Sal Terrae. Santander
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