Lo que recibiste gratis dalo gratis
Este fue el consejo que me transmitió un amigo
hace muchos años, en una enjundiosa conversación
acerca del regalo de la vida, cuando había una posibilidad
remotísima de que yo hubiera nacido. Como si fuera poco, recibí además
el regalo de sentir una filiación con un Dios que es Papá.
Un regalo tras otro. ¡Todo lo fundamental es un
don que recibimos!
Si miramos el diccionario de la RAE, se
define el término don como dádiva, presente o regalo. Gracia especial o
habilidad para hacer algo. Esto significa que, además del hecho de existir,
tenemos aún más dones. “Tener un Don” se define como una cualidad que nos
hace especialmente, creativos, capaces de comunicar a los demás, de hacer las
cosa bien y con facilidad. Normalmente surge de forma espontánea, y muchas
veces precozmente.
A lo largo de la historia han habido personas que
destacaron en diversas áreas del saber, en la ciencia, en las artes, ante el
asombro y la admiración de la mayoría; y ello fue posible a partir de unas
cualidades connaturales, que además cultivaron y trabajaron, pero que
evidenciaban desde pequeños una particular disposición natural para hacer sin
dificultad alguna actividad que para la mayoría de las personas requeríaun
gran esfuerzo.
Ante esta reflexión sobre los dones y las
aptitudes naturales de las que puede estar dotada cada persona, del modo en que
los vive, los usa, cultiva y comparte, me surge una cuestión ¿qué
pasa con los dones sobrenaturales, las gracias que recibimos del Espíritu Santo?
Desde mi
vivencia de fe puedo sentir la misteriosa experiencia de la acción de la gracia
de Dios en mi vida, pero me pregunto si se puede dar razón, se puede comunicar
esta experiencia y compartir con aquellas personas que no han recibido el don
de la fe.
¿Qué lenguaje usar para comunicar
de modo que entusiasme a otros, que lo haga creíble? En el Nuevo
Testamento se nos dice que “somos templos del Espíritu Santo”,
y en consecuencia recibimos sus dones. Por tanto, tenemos que conocer mejor,
acoger, meditar y cultivar los dones que este dulce huésped del alma nos
regala.
Dones del Espíritu Santo
1. SABIDURÍA
Nos hace mirar la realidad con los ojos de Papá
Dios. Contemplar la creación y sus criaturas. ”… Y vio Dios que era
bueno…”. Gn, 1.Sin juzgar.
Conocer y amar el misterio de la vida desde la
aceptación de nuestra pequeñez y el abandono en manos del creador.
2. ENTENDIMIENTO
Para
ahondar en la voluntad del Padre expresada en su Palabra; con este don,
cualquier persona puede saborear y comprender a Dios sin ser erudita. Abiertos
y dóciles a la Palabra se puede otear los signos de los tiempos, y de algún
modo ser profetas. “Entonces el Señor extendió
su mano y tocó mi boca. Y el Señor me dijo. “Yo he puesto mis palabras en tu
boca”. (Jeremías 1,9).
3. CIENCIA
Por este don se nos da a conocer el verdadero
valor de las criaturas en su relación con el Creador.
En nuestro tiempo el gran desarrollo delas
ciencias ha llevado a absolutizarlas, olvidando a Dios; por el don de Ciencia
se descubre la distancia entre lo creado, de gran belleza y magnificencia, pero
a pesar de todo limitado, y su Creador infinito e inabarcable.
4. CONSEJO
Con el don del consejo, todo
se simplifica y se ilumina bajo la acción directa y especial del Espíritu
Santo. Ante los cambios del mundo y de los nuevos modos de convivencia, hay que
explorar aptitudes que capaciten para interpretar los nuevos modos de
comportamiento sin perder que Dios sea el centro de nuestra existencia.
5. FORTALEZA
La fortaleza nos capacita para
perseverar en el bien sin cansarnos, superando toda clase de
contrariedades; el don de fortaleza nos ayuda a superar la timidez, la tibieza,
soportar la incomprensión y las amenazas.
6. PIEDAD
Este don de piedad nos
comunica el amor y la compasión a las personas en tanto que vinculadas a la
paternidad de Dios y la fraternidad en Cristo. Nos abre a la ternura como base
para la relación con Dios Padre y con los hermanos. Este don está en la raíz y
fundamento de una nueva comunidad humana que tiene su base en la Civilización
del amor.
7. SANTO TEMOR
DE DIOS
Se podría entender como miedo
humano, pero en realidad se refiere a la responsabilidad y fidelidad a Dios
reconociendo nuestra pequeñez ante la inabarcabilidad de nuestro creador. La
conmoción que produce el sentirnos seres limitados y pecadores frente a la
inmensidad de la misericordia de Dios nos lleva a una delicadeza en el trato
entre aquellos que por amarse temen lastimarse.
Estos dones son para las personas, pero también y
sobre todo para estrechar los vínculos de comunión. En Pentecostés
el Espíritu Santo viene sobre la primera comunidad de los Apóstoles con María
en medio de ellos. La comunión, el ser
un solo corazón, posibilita que el Espíritu pueda regalar sus dones. Pero
además, los dones fortalecen y extienden la fecundidad de esa comunión. Por
tanto, estos regalos no son únicamente individuales,
sino que son dados a la comunidad, para la
comunidad y para el bien del mundo. Los dones del Espíritu Santo crecen y se
expanden cuando se cultivan de un modo colaborativo, compartido y en aras del
bien de la humanidad y de toda la creación.
Remedios Ortiz
Madrid (España)
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