Las bienaventuranzas y la misericordia
El papa Francisco en la bula de proclamación del jubileo extraordinario de la Misericordia define Misericordia como “la palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad. Misericordia: es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro. Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida. Misericordia: es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados para siempre no obstante el límite de nuestro pecado” (1)
Ahora bien, si la Misericordia es el acto último y supremo, es decir, Jesucristo, "el rostro de la misericordia del Padre" (2) expresión humana, encarnada de Dios; las bienaventuranzas son, en palabras de Bruno Forte, "como la biografía del Hijo de Dios [...] porque sólo en él cada una de ellas encuentra su realización plena y completa", o lo que es lo mismo, son criterios de vida exigentes, los cuales se deben entender y vivir en los diferentes contextos en los que la vida de los hombres y mujeres de este tiempo transcurre, son la escala de valores de Dios.
Tomando como base el relato evangélico de S. Mateos, una posible lectura podría ser:
BIENAVENTURADOS los que son POBRES EN ESPÍRITU. No se trata de hacer apología de la pobreza y de fundamentar la felicidad para los pobres tan solo en un futuro escatológico, en la vida eterna; sino de reconocer que son pobres en espíritu todos aquellos que, guiados por el Espíritu de Dios, reconocen que son simples administradores de los bienes que se deben poner al servicio del bien común a imagen de Jesús (Hch 10,38).
FELICES los que LLORAN porque aman mucho sin esperar nada a cambio, a imagen de Jesús en la tumba de Lázaro (Juan 11,35). Bienaventurados los que saben superar las dificultades, las injusticias, los sufrimientos propios de la vida a imagen del Maestro. Porque su dolor, su sufrimiento, las injusticias que padecen, su llanto son una ofrenda de amor a los demás, al igual que Su entrega por todos, para que “no se pierda nada de lo que me ha dado, sino lo resucite el último día” (Jn 6,39).
BIENAVENTURADOS los HUMILDES / los MANSOS ya que son los imitadores de Aquel que era “manso y humilde de corazón” (Mt 11,28), es decir, los que optan por la no-violencia llegando a ser capaces de romper con las cadenas de la violencia (física, verbal, psicológica), y de muerte. “A cualquiera que te golpea en la mejilla derecha, vuélvele también la otra. Y al que quiera llevarte a juicio y quitarte la túnica, déjale también el manto. A cualquiera que te obligue a llevar carga por un kilómetro, ve con él dos“ (Lc 5, 39- 41).
FELICES los que tienen HAMBRE y SED de JUSTICIA. El hambre y la sed sitúan al ser humano dentro de los límites de sus capacidades físicas. Serán saciados todos los que verdaderamente estén hambrientos y sedientos de un mundo más justo, más digno, más verdaderamente humano. Sabemos que si buscamos primero el Reino de Dios y su justicia “todo lo demás se os dará por añadidura” (Mt 6,33).
BIENAVENTURADOS los MISERICORDIOSOS, es decir, los imitadores de Jesús, los que tienen un corazón compasivo, un corazón capaz de un amor que viene de las entrañas, un corazón que siempre está disponible para acoger a todos, a aquellos que reconociendo que están fuera, lejos de la casa del Padre, hacen un camino de retorno, de conversión. “Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso” (Lucas 6, 36).
FELICES los PUROS de CORAZÓN, los que pueden ver y leer la realidad no con los ojos de la carne, sino con los ojos del corazón.
BIENAVENTURADOS los que PROMUEVEN LA PAZ, constructores de puentes y no de muros entre todos, en la relación diaria con su cónyuge, con los hijos, vecinos, compañeros de trabajo y de ocio.
FELICES los que son PERSEGUIDOS POR CAUSA DE LA JUSTICIA. A imagen de Jesús todo aquel que busca la construcción del Reino a través de actitudes no-violentas, pone en cuestión las estructuras injustas sobre las que se construye la sociedad a la que pertenece, e inevitablemente, será objeto de persecución. (Mt 26,59).
BIENAVENTURADOS los que siguen e imitan a Jesús, rostro de la misericordia del Padre.
[1] Misericordiae Vultus, BULA DE PROCLAMACIÓN DEL JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA. Papa FRANCISCO
[2] Ibidem.
Francisco Bártolo
Matosinhos (Portugal)
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