12 de diciembre de 2013

Pliego nº 59


El año de la FE

«La puerta de la fe está siempre abierta»
Benedicto XVI



El Año de la Fe, proclamado por el Papa Benedicto XVI, comenzó  el 11 de octubre de 2012, en el 50 aniversario de la inauguración del Concilio Vaticano II y concluyó el pasado 24 de noviembre de 2013, en la Solemnidad de Cristo Rey del Universo.

Tal y como se preguntaba el obispo Rino Fisichella, Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización ¿Por qué un Año de la fe? Él mismo afirmaba que el Papa Benedicto XVI dio un primer motivo cuando anunció la convocatoria: «La misión de la Iglesia, como la de Cristo, es esencialmente hablar de Dios, hacer memoria de su soberanía, recordar a todos, especialmente a los cristianos que han perdido su propia identidad, el derecho de aquello que le pertenece, es decir, nuestra vida. Precisamente para dar un renovado impulso a la misión de toda la Iglesia de conducir a los hombres fuera del desierto en el que a menudo se encuentran hacia el lugar de la vida, la amistad con Cristo que nos da la vida en plenitud».

Esta era pues la intención principal. No dejar caer en el olvido el hecho que caracteriza nuestra vida: creer. Salir del desierto que lleva consigo el mutismo de quien no tiene nada que decir, para restituir la alegría de la fe y comunicarla de manera renovada.

Y cómo hizo este trabajo pastoral la iglesia universal y el creyente en particular para vivir este tiempo de gracia? Podríamos resumirlo en los siguientes seis puntos.

1.    En la preparación del Año de la fe, todos los fieles fuimos invitados a leer y meditar la carta apostólica Porta fidei del Santo Padre Benedicto XVI.
2.    En la Eucaristía, misterio de la fe y fuente de la nueva evangelización, la fe de la Iglesia es proclamada, celebrada y fortalecida. Todos los fieles estábamos invitados a participar de ella en forma consciente, activa y fructuosa, para ser auténticos testigos del Señor.
3.    Los sacerdotes dedicaron mayor atención al estudio de los documentos del Concilio Vaticano II y del Catecismo de la Iglesia Católica, recogiendo sus frutos para la pastoral parroquial –catequesis, predicación, preparación a los sacramentos, etc.– y propusieron ciclos de homilías sobre la fe o algunos de sus aspectos específicos, como por ejemplo, "el encuentro con Cristo", "los contenidos fundamentales del Credo" y "la fe y la Iglesia".
4.    Los catequistas apelaron aún más a la riqueza doctrinal del Catecismo de la Iglesia Católica y, bajo la responsabilidad de los respectivos párrocos, guiaron grupos de fieles en la lectura y la profundización común de este valioso instrumento, con la finalidad de crear pequeñas comunidades de fe y testimonio del Señor Jesús.
5.    Las parroquias renovaron su compromiso en la difusión y distribución del Catecismo de la Iglesia Católica y de otros subsidios aptos para las familias, auténticas iglesias domésticas y lugares primarios de la transmisión de la fe. El contexto de tal difusión fue, las bendiciones de las casas, el bautismo de adultos, las confirmaciones y los matrimonios. Esto contribuyó a confesar y profundizar la doctrina católica «en nuestras casas y con nuestras familias, para que cada uno sienta con fuerza la exigencia de conocer y transmitir mejor a las generaciones futuras la fe de siempre».
6.    Se promovieron misiones populares y se realizaron otras iniciativas en las parroquias y en los lugares de trabajo, para ayudar a los fieles a redescubrir el don de la fe bautismal y la responsabilidad de su testimonio, conscientes de que la vocación cristiana «por su misma naturaleza, es también vocación al apostolado».


Todo lo anterior, podríamos decir, generó un decálogo del año de la Fe


1. A la conversión: "el Año de la fe es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo".
2. A la nueva evangelización: "también hoy es necesario un compromiso eclesial más convencido en favor de una nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe. El compromiso misionero de los creyentes saca fuerza y vigor del descubrimiento cotidiano de su amor, que nunca puede faltar. La fe, en efecto, crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo.
3. A reflexionar sobre nuestra fe: "intensificar la reflexión sobre la fe para ayudar a todos los creyentes en Cristo a que su adhesión al Evangelio sea más consciente y vigorosa, sobre todo en un momento de profundo cambio como el que la humanidad está viviendo."
4. A confesar públicamente nuestra fe en el Señor Resucitado: "las comunidades religiosas, así como las parroquiales, y todas las realidades eclesiales antiguas y nuevas, encontrarán la manera de profesar públicamente el Credo".
5. A confesar personalmente nuestra fe: "que este Año suscite en todo creyente la aspiración a confesar la fe con plenitud y renovada convicción, con confianza y esperanza".
6. A celebrar en la liturgia nuestra fe: "intensificar la celebración de la fe en la liturgia, y de modo particular en la Eucaristía".
7. A dar testimonio de nuestra fe: "que el testimonio de vida de los creyentes sea cada vez más creíble".
8. A "redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada". "El Año de la fe deberá expresar un compromiso unánime para redescubrir y estudiar los contenidos fundamentales de la fe, sintetizados sistemática y orgánicamente en el Catecismo de la Iglesia Católica".
9. A "reflexionar sobre el mismo acto con el que se cree, es un compromiso que todo creyente debe de hacer propio".
10. A "intensificar el testimonio de la caridad".

Los actos desde su apertura hasta su clausura en el año de la Fe fueron múltiples y se vivieron tanto a nivel de Iglesia universal como a nivel de Iglesias particulares. La organización y difusión de las iniciativas que tuvieron una relevancia universal fueron coordinadas a través del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización

Estos fueron los eventos principales:

* 11 de octubre de 2012: en el marco del 50º aniversario del Concilio Vaticano II, solemne concelebración eucarística de apertura del Año de la fe con todos los Padres sinodales (reunidos en la Asamblea del Sínodo de Obispos para la Nueva Evangelización), los presidentes de las Conferencias Episcopales del mundo entero y los últimos Padres conciliares.
*  21 de octubre: canonización de 7 mártires y confesores de la fe: el francés Jacques Barthieu; el filipino Pedro Calugsod; el italiano Giovanni Battista Piamarta; la española María del Carmen; la iroquesa Katheri Tekakwhita y las alemanas Madre Marianne (Barbara Cope) y Anna Schäffer.
*   25 de enero de 2013: en la tradicional celebración ecuménica en la basílica de San Pablo Extramuros, se rezará para que “a través de la profesión común del Símbolo los cristianos (…) no olviden el camino de la unidad”.
*   25 de enero – 24 de noviembre: exposición ‘Sanctus Paulus extra moenia et Concilium Oecumenicum Vaticanum II’, en la Galería de Arte de la Basílica de San Pablo Extramuros.
*  2 de febrero: con motivo de la Jornada mundial de los religiosos y religiosas, celebración en la Basílica de San Pedro del Vaticano.
*   7 de febrero – 1 de mayo: exposición sobre san Pedro, en Castel Sant’Angelo.
*  24 de marzo: Domingo de Ramos y de la Pasión del Señor: un día tradicionalmente dedicado a los jóvenes como preparación para la Jornada Mundial de la Juventud.
*  28 de abril: el Santo Padre confirmó a un grupo de jóvenes de todo el mundo.
*  5 de mayo: domingo dedicado a la piedad popular y a la labor de las cofradías.
*  18 de mayo: Vigilia de Pentecostés: los movimientos antiguos y nuevos se reunirán en la Plaza de San Pedro; peregrinación a la tumba de Pedro y la invocación al Espíritu Santo.
*  2 de junio: Corpus Christi: solemne adoración eucarística.
*  16 de junio: domingo dedicado al testimonio del Evangelio de la Vida, para defender la dignidad de la persona desde el primer momento hasta la muerte natural.
*  22 de junio: Gran Concierto de Año de la fe en la plaza de San Pedro del Vaticano.
*  7 de julio: concluye en la Plaza de San Pedro la peregrinación de los seminaristas, novicias y novicios de todo el mundo.
*  23 de julio: comienza la JMJ 2013 de Río de Janeiro.
*  29 de septiembre: los protagonistas serán los catequistas, en el 20º aniversario de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica
*  13 de octubre: dedicado a la presencia de María en la Iglesia.
*  24 de noviembre de 2013: jornada de clausura del Año de la fe.

El Papa Francisco durante la homilía de clausura del año de la FE, en la solemnidad de Cristo Rey,  pidió que todos pensemos en nuestra historia y nuestro camino, pues «cada uno de nosotros tiene su historia; cada uno de nosotros también tiene sus errores, sus pecados, sus momentos felices y sus momentos oscuros». «Nos hará bien, en esta jornada, pensar a nuestra historia y mirar a Jesús y desde el corazón repetirle tanta veces, pero con el corazón, en silencio, cada uno de nosotros: ‘¡acuérdate de mí, Señor, ahora que estás en tu Reino!’. ‘Jesús, acuérdate de mí, porque yo tengo ganas de ser bueno, tengo ganas de ser buena, pero no tengo fuerza, no puedo: ¡soy pecador, soy pecador! Pero acuérdate de mí, Jesús: ¡Tú puedes acordarte de mí, porque Tú estás al centro, Tú estás precisamente en tu Reino! ¡Qué bello! Hagámoslo hoy todos, cada uno en su corazón, tantas veces. «¡Acuérdate de mí Señor, Tú que estás al centro, Tú que estás en tu Reino!’».

Al finalizar esta celebración, Francisco entregó su primera exhortación apostólica Evangelii gaudium (La Alegría del Evangelio) a 36 representantes del pueblo de Dios, procedentes de 18 países: un obispo, un sacerdote y un diácono elegido entre los más jóvenes que serán ordenados; religiosos y religiosas y algunos representantes de los eventos de este Año de la fe: confirmandos, un seminarista y una novicia, una familia, catequistas, una ciega - al que el papa se la ha entregado en CD para que pueda ser reproducida y escuchada - a jóvenes, representantes de las cofradías, de los movimientos, y para terminar dos artistas y dos representantes de los medios de comunicación.

Pero si el Año de la Fe se concluye, "continúa ahora el deseo para mantener viva la enseñanza que en estos meses hemos recibido. El pueblo de Dios esparcido por el mundo entero vivió con gran intensidad este momento. El número de 8 millones y medio de peregrinos que visitaron la tumba de Pedro para profesar su fe, es sólo un signo entre los más pequeño, si bien significativo, que permanecerán en nuestro recuerdo. Lo que ha sido vivido a nivel local es imposible describirlo en plenitud. En concreto, este Año fue realmente una experiencia de gracia que nos llevaremos dentro nuestro con renovado sentido de gratitud al Señor por cuanto nos ha hacho vivir. Hemos recibido testimonios conmovedores que quedarán como documentos vivos de una fe que sabe dar significado a la vida aún en lugares remotos y escondidos, de pobreza, de sufrimiento y allá donde los cristianos son una pequeña minoría. La fe ha unido y permitido recordar a todos el fundamento de nuestro creer: Jesús Resucitado, esperanza para un vida nueva".

Mauricio Chinchilla
Barichara (Colombia)


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