Honradez, justicia y generosidad
En la propuesta de los 'mandamientos en lectura positiva' y según el proyecto plasmado en el libro "Itinerario", del médico y sacerdote diocesano de Barcelona, Alfreo Rubio de Castarlenas, -desde lo menos a lo más-, por lo tanto, en numeración inversa, el 10º sería alegrarse de que los demás tengan bienes y cualidades; el 9º que los puedan disfrutar; el 8º dar testimonio gozoso y positivo de la presencia de los demás, que somos grupos humanos que tenemos que convivir y construir juntos el gran proyecto de Dios; y el 7º será compartir los bienes que vamos teniendo.
Esta lectura hecha así, nos sitúa, desde la riada, pasando por el Bautismo-Limpieza y dejando de ser frívolos tomando la vida en serio, en ese Camino hacia Dios y hacia los demás, guiados por el Buen Pastor. Y claro, las cosas y los bienes materiales que tienen y que tenemos entre unos y otros nos preocupan y luchamos tanto por ello, que hay que proponer alguna norma.
Demasiados dramas y guerras lamentablemente han acompañado la historia de la humanidad por culpa de eso que llamamos el tener. Todos los sistemas político-económicos que se van descubriendo a lo largo de nuestra historia, nos lo demuestran, y no estamos demasiado cerca para encontrarlos y ponerlos a disposición de todos.
Para solucionar este asunto, o más que solucionarlo, encauzarlo, ya en el monte Sinaí Dios puso este principio o dijo esta Palabra: compartir los bienes de este mundo. Si es verdad que desde la perspectiva de Moisés al menos se pidió lo mínimo: no robar, no quitar, no saquear, no estafar, no secuestrar, rápidamente en mejor enseñanza y en situación sedentaria, aparece la actitud de regalar, ofrendar, dar, compartir, solidarizarnos.
La proeza de construir la convivencia de los seres humanos con todas las diferencias de los más diversos tipos, es algo que se está siempre haciendo y según parece, nunca se le encuentra una definitiva solución. No está nada mal que en los principios se propusieran estas normas y derechos humanos que, como se ve, nunca están pasados de moda.
Lo novedoso para hoy es que todo eso se hacía y se debería hacer hoy en la convivencia universal entre Dios y los hombres, como se plantea en el Itinerario del padre Rubio. Todo va hacia Dios en el encuentro con mis otros, con mis prójimos, con todos los hijos de Dios.
Vale la pena tener esa orientación sobre los bienes terrenales que tanto nos preocupan, que incluso el mismo Papa Francisco ha dicho de ellos que la mortaja no tiene bolsillos, son importantes, pero no tanto.
Me gustaría poner de relieve en el Itinerario antes indicado, que el milagro acaecido de ser pescado, de ser sacado de la riada y de recibir la conversión de nuestra vida, mirando ya hacia otra manera de ver las cosas y de tenerlas presente, las cosas en sí, toda esa Creación de Dios con la que nos rodea y nos acompaña siempre y que nos sorprende constantemente, nuestros ojos y nuestras manos tienen que actuar de manera distinta de lo que normalmente hacemos, pensando en los demás y no tanto en nosotros mismos. Toda la Creación es para ser compartida y distribuída y menos acaparar o acumular, como se ve que se hace en la mayoría de los casos.
Este séptimo escalón de la escalera de los mandamientos tiene mucha importancia y no se puede pasar al siguiente fácilmente, porque si en las cosas materiales no sabemos ser comedidos, cómo vamos a ser en los otros que ya hacen referencia a las personas.
Vayamos subiendo la escalera de las diez palabras que nos dejó El, que nos habló allá en el Monte Santo contando con la ayuda del Espíritu Santo, ese 'Viento' que nos arropa del frío de la riada y nos va aspirando para formar la figura a la imagen del que es el Resucitado y está sentado a la diestra del Padre.
Ángel Alsina
Alba de Tormes (España)
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