12 de junio de 2012

Pliego nº 41

   

Elisabeth Eidenbenz




La Maternidad de Elna from Javi Larrauri on Vimeo.

Elisabeth Eidenbenz nació en Wila (Suiza) el 12 de junio de 1913 y falleció el 23 de mayo de 2011 en Zurich (Suiza).

Hija de un pastor protestante, Elisabeth nació en Suiza, en Wila, el 12 de junio de 1913. Maestra de escuela, dio clases durante tres años en Suiza y después durante un año en Dinamarca; más tarde Elisabeth Eidenbenz decidió ser enfermera para ayudar a los refugiados en España. El Servicio civil internacional le propone en 1937 partir para España para una misión humanitaria durante la guerra civil española. Es en Madrid donde comienza su labor, ocupándose de ancianos y niños. Al caer la república española, Elisabeth parte para la región de Roussillon (Francia) en donde se encontraban muchos refugiados.

Aterrada de ver las condiciones de vida y en especial la malnutrición y las enfermedades, decidió ayudar a los niños, a las mujeres embarazadas y a las jóvenes madres. La mortalidad de los bebés y de las madres que daban a luz en los campos de refugiados era muy elevada.  Con el apoyo de un organismo suizo de ayuda a los niños, Elisabeth fundó, en una casa de campo, la Maternidad de Elna (Elna es un municipio francés situado en el departamento de los Pirineos Orientales, en la región de Languedoc-Roussillon).

De 1939 a 1944, Elisabeth Eidenbenz acogió refugiadas españolas a punto de dar a luz, y luego también madres judías, gitanas y de otros orígenes que huían de la guerra. Desde el 7 de septiembre de 1939, fecha del nacimiento del primer bebé, hasta Pascua de 1944, fecha en que la maternidad fue cerrada por el ejército alemán, su acción y la de las que trabajaban con ella, permitió a mujeres embarazadas, refugiadas de España y luego de toda Europa, dar a luz a 597 niños, en gran mayoría judíos o gitanos, salvando madres e hijos de la persecución nazi.

Mujer de gran fortaleza, Elisabeth decidió falsificar sus papeles de identidad para poder ir a la ayuda de ellos. En 1941 Elisabeth Eidenbenz explica su acción: “Nosotros acogemos mujeres de todas las nacionalidades. Ni la miseria ni la desgracia tienen patria”.

Después de la guerra, de 1946 a 1975, Elisabeth se fue a vivir a Retawinkel, Austria. Allí creó y dirigió las “casas suizas” para ocuparse de recién nacidos y niños refugiados de países de Europa central y oriental, bajo la dictadura comunista.

Sesenta años después, Elisabeth Eidenbenz hablaba con mucha modestia, de este compromiso excepcional, revelando una gran nobleza de corazón.

Elisabeth Eidenbenz obtuvo varias distinciones: Justa entre los Justos, en 2002 por el estado de Israel; la Cruz de la Orden civil de la solidaridad social, en 2006, otorgado por la Reina Sofía de España; la Cruz de San Jordi, en 2006, por el gobierno catalán y la Legión de Honor, en 2007, por el gobierno francés.

El Talmud, (libro que recoge las explicaciones de las normas religiosas judías) dice : “Quien salva una vida, salva al mundo entero”.

El Dr. Alfredo Rubio, cuando hablaba de la Nueva Evangelización y específicamente sobre la mujer, decía: “una mujer, sea quien sea, es casa, y tiene un corazón maternal y eso, se manifiesta en todas sus actuaciones, sean niñas, viejas, solteras, casadas, enfermas, sanas, célibes por el Reino de Dios”. Una mujer siempre es “caseidad” y amor maternal para todo el mundo.

Elisabeth Eidenbenz fue casa para otras mujeres y para los hijos de éstas. Trabajó con amor a favor de la vida; para que otros tuvieran una vida. Siendo casa para tantas mujeres en situación de fragilidad, mujeres despreciadas y minusvaloradas, trabajó con riesgo de su propia vida por su dignidad.

Trabajar por liberar a la mujer, con palabras y obras, es hacer posible que estas mujeres -libres de ataduras internas y externas- sean a su vez, fuente de vida y libertad, libres y liberadoras a imagen del Dios y de la vida.

María de Jesús Chávez-Camacho 
Ginebra (Suiza)

1 comentario:

Elisheba dijo...

Impresionante la historia de ELizabeth, una mujer que escuchó su corazón y trabajó por una causa que seguramente la alimentó en primera instancia a ella.